La XV campaña de excavaciones marcó el inicio de una nueva etapa del proyecto dedicada a “Tusculum en época medieval: territorio, paisaje, economía y sociedad”, bajo la dirección de Leonor Peña-Chocarro.  Las actividades de campo fueron financiadas por la misma EEHAR y el CSIC (PIE n. 201210E033), y contaron también con el apoyo económico y logístico de la XI Comunita Montana del Lazio y de ayuntamientos del territorio (Frascati, Monte Porzio Catone, Montecompatri y Grottaferrata). Como en los años anteriores, el Ministero per i Beni e le Attività Culturali concedió el permiso de excavación, bajo la supervisión de la Soprintendenza per i Beni Archeologici del Lazio.

Las excavaciones arqueológicas fueron llevadas a cabo en dos fases -la primera entre el 9 y el 20 de julio, la segunda entre el 24 de septiembre y el 19 de octubre- y contaron con la colaboración de varias instituciones, tanto italianas como españolas: la Università degli Studi di Roma “Tor Vergata”, la International Research School of Planetary Sciences-Università degli Studi “G. d’Annunzio” di Chieti-Pescara, el Laboratorio de Arqueobiología y el Laboratorio de Arqueología del Paisaje y Teledetección del Instituto de Historia del CCHS-CSIC, la ESA-ESRN (European Spatial Agency) y el Gruppo Archeologico Latino “Latium Vetus”.

Las investigaciones contaron con la participación de especialistas procedentes de distintas disciplinas, en un intento de integrar diferentes tipos de información para permitir una lectura integrada de aspectos diferentes como el urbanismo medieval, la relación de la ciudad con el medio ambiente, así como la vida cotidiana de sus habitantes. Ejes principales de este proyecto interdisciplinar fueron la topografía y estudio del territorio, con el objetivo de realizar la primera cartografía digital georreferenciada del yacimiento; la paleoeconomía, utilizando también análisis arqueobotánicos y faunísticos; el paleoambiente, con estudios sobre la evolución diacrónica de la vegetación y del paisaje.

La campaña arqueológica se concentró en la zona de la acrópolis, donde se desarrollaron intervenciones de excavación, reconocimiento y documentación topográfica en tres áreas: el área del antiguo podio / palacio de los condes de Tusculum, la muralla y el barrio medieval este. La decisión derivó del reconocimiento de la importancia que históricamente había tenido esta zona en la dinámica de desarrollo de la ciudad, tanto en época protohistórica como medieval. Además, las investigaciones en esta área -solo parcialmente afectada por las excavaciones del siglo XIX- permitía contrastar la información arqueológica procedente del área monumental (campañas 1994-2010), que apuntaba hacia un posible abandono de la ciudad a partir de los siglos III-IV d.C. hasta principios del siglo XI, coincidiendo con el rápido ascenso político y económico del linaje aristocrático de los Condes de Tusculum.

El área norte-occidental de la acrópolis había sido ya objeto de una breve intervención durante la campaña del año 2009, en la que se habían documentado unas estructuras monumentales de época antigua identificables con los restos del podio del templo dedicado a Castor y Pollux, divinidades protectoras de la ciudad, citado por las fuentes históricas. La campaña realizada en el mes de julio permitió retomar y ampliar la excavación en este sector, documentando una sucesión de distintas fases constructivas desde la época republicana hasta los siglos centrales de la Edad Media. Los restos del antiguo podio fueron reutilizados para construir el palacio de los Condes de Tusculum (XI-XII s.), posteriormente pasado en propiedad del Papa, que allí demoró en varias ocasiones durante la segunda mitad del siglo XII.

Entre los objetivos prioritarios del proyecto había también la definición de los límites de la ciudad, tanto en su parte alta como baja. Por esa razón, durante la campaña los arqueólogos se dedicaron a sacar a la luz entre los meses de julio y octubre grandes secciones del circuito de la muralla de la acrópolis, en los lados norte y este. En particular, a lo largo del lado norte se documentó un tramo de muralla de más de 80 m de longitud, que a pesar de la homogeneidad de la técnica constructiva resultó antiguo solo en su primer tramo (51,60 m), hasta el límite marcado por una cisterna romana que fue incorporada como elemento defensivo en el camino de la muralla medieval. Finalmente, en el mes de septiembre se abrió un nuevo sector de investigación en la terraza este de la acrópolis. Las primeras evidencias documentaron la existencia de un barrio medieval con una serie de casas (ca. 50 m2) alineadas entre sí (domus terrineae), con orientación este / oeste. Se recolectaron muestras de tierra para análisis paleobotánicos, tanto del interior como alrededor de dichas casas..