La campaña de 2003 constituyó la décima campaña de excavación en el yacimiento de Tusculum, siendo posible gracias al apoyo económico e institucional concedido por el IPHE del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la XI Comunità Montana del Lazio, la Universidad de La Rioja y los ayuntamientos de Monte Porzio Catone y Frascati. Como en los años anteriores, el permiso de excavación fue concedido por el Ministerio per i Beni e le Attività Culturali italiano, a través de la Soprintendenza Archeologica del Lazio.

Las intervenciones tuvieron lugar, bajo la dirección de Xavier Dupré, entre los días 9 y 27 de septiembre, viéndose reducida a 3 semanas de excavación debido a las limitaciones presupuestarias, que además permitieron la participación solamente de dos equipos: uno el de la propia EEHAR y otro integrado por arqueólogos de la Universidad de La Rioja. Junto a ellos, participaron a la campaña 10 jóvenes arqueólogos italianos gracias a las becas concedidas por la XI Comunità Montana del Lazio, que también aportó sus propios voluntarios, así como el Gruppo Archeologico Latino “Latium Vetus”.

Las excavaciones se centraron fundamentalmente en dos sectores: la zona sur del foro, indagado por el equipo de la EEHAR, y la zona suburbana, intervenida por el equipo de la Universidad de la Rioja. En cuanto al sector meridional del foro, continuaron los trabajos en el edificio de época arcaica detectado en el año 2002. Gracias a los trabajos de esta campaña se entendió que se trataba de un edificio de planta cuadrangular (10 × 10 m) compuesto por 3 muros cuadrados de toba granular rojiza realizados en seco, que definían una estructura en forma de U abierta al norte, hacia el foro. Esta gran base, realizada a modo de cimentación, sirvió probablemente para soportar un edificio de carácter sacro a la vez que para regularizar el terreno. Entre los materiales identificados en asociación con el edificio se encuentran producciones de bucchero y cerámicas áticas de figuras negras, permitiendo fechar la base al siglo VI a.C.

Por su parte, en el área suburbana, el equipo de la Universidad de La Rioja continuó las excavaciones de la iglesia medieval superpuesta a las estructuras de una villa republicana tardía. Se identificaron 3 sepulturas, dos fechadas entre los siglos XI y XII y la tercera posterior a la destrucción de la ciudad en 1191, atestiguando la función de la iglesia como lugar de sepultura aún después del abandono de la ciudad. Igualmente, se documentó un pórtico que en torno al año 1000 se convirtió en capilla lateral del conjunto y los restos de un derrumbe de una torre fechada entre los siglos XI y XII.