En el año 2012 comenzó la colaboración con la “International Research School of Planetary Science” de la Università degli Studi “G. d’Annunzio” de Chieti y Pescara, cuyo equipo realizó varios vuelos a baja altitud con un UAV sobre todo el yacimiento entre el 2012 y el 2016. Las imágenes estereoscópicas en alta definición y las informaciones tridimensionales obtenidas han permitido realizar la primera cartografía digital georreferenciada de Tusculum y su territorio, un instrumento fundamental para la investigación que nos ha servido como base para el almacenamiento de los datos obtenidos durante los trabajos de campo, así como para planificar las nuevas excavaciones. Para los vuelos se ha utilizado un dron de ala fija equipado con una cámara RGB de 12 megapíxeles. Debido a la gran extensión del área (120 hectáreas ca.), se dividió el terreno en tres zonas: la acrópolis, el llano frente al foro y la zona extraurbana al sur de la ciudad.

Se han realizado también vuelos con cometa (KAPKite Aerial Photography), cuyos datos se han integrado con los obtenidos por el dron. Los vuelos con cometa han producido fotografías aéreas georreferenciadas a baja y media altitud (entre 50 y 100 metros), que han sido calibradas por el topógrafo situando en tierra una serie de puntos de referencia. La ventaja del uso de la cometa en campo arqueológico deriva de la posibilidad de tomar informaciones desde un espacio aéreo intermedio entre la altura mínima alcanzable por una aeronave (unos 150 metros) y la altura máxima que se puede alcanzar con una cámara acoplada a un mástil telescópico (de 10 a 15 metros). A diferencia del dron, que tiene la capacidad de cubrir grandes superficies, la cometa nos ha permitido obtener imágenes de mayor resolución, aunque en áreas más limitadas.

Como suplemento a esta documentación, durante la campaña de excavación del 2015 se puso en marcha una nueva colaboración con el Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, cuyo equipo ha llevado a cabo una serie de vuelos con un avión pilotado dotado con cámaras térmicas y sensores para la obtención de imágenes hiper y multiespectrales, así como cámaras infrarrojas y RGB.

Todas estas imágenes aéreas en fase de post-elaboración han revelado como producto final ortomosaicos georreferenciados, DTM, DSM y planos con curvas de nivel. Los datos cualitativos-fotográficos de las ortofotos de alta definición han permitido una percepción más clara a escala territorial de las evidencias arqueológicas, así como apreciar rastros que son difíciles de ver desde el suelo (como marcas, evidencias de corte, presencia de sombras, anomalías en el césped o la existencia de regiones o espacios con diferencia de humedad); los datos cuantitativos-volumétricos formaron así  la base para la creación del DSM (Digital Surface Model) del área arqueológica, permitiendo evidenciar perfiles de estructuras no siempre visibles desde tierra. El modelo tridimensional también se utilizó para crear el plano tradicional del área, con curvas de nivel a 1 m. El análisis de estos productos ha propiciado nuevas interpretaciones de los datos de excavación y ha sido fundamental para planificar las actividades de excavación arqueológica, prospecciones topográficas y geofísicas.