La XVIII campaña arqueológica en Tusculum fue realizada en dos períodos (4-30 de mayo, 7-18 de julio) y continuó las labores del proyecto de investigación dedicado a “Tusculum en época medieval: territorio, paisaje, economía y sociedad (PIE n. 201210E033 y PIE n. 2014410E05), dirigido por Leonor Peña-Chocarro.
Como en años anteriores, la campaña fue posible gracias al permiso de excavación concedido por el Ministero dei Beni e delle Attività Culturali e del Turismo, bajo la supervisión de la Sovrintendenza Archeologia del Lazio e dell’Etruria Meridionale, y fue financiado por el Instituto del Patrimonio Cultural de España del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a través del programa “Excavaciones en el Exterior” y el CSIC. Igualmente, varios organismos locales contribuyeron logística y económicamente a la campaña: los ayuntamientos de Monte Porzio Catone y Grottaferrata, el Gruppo Archeologico Latino “Latium Vetus” y la XI Comunità Montana del Lazio, que financió también seis becas para jóvenes arqueólogos procedentes de universidades italianas.
La campaña tuvo un carácter interdisciplinar y contó con la participación de varios institutos de investigación españoles (Laboratorio de Arqueobiología del Instituto de Historia del CSIC) e italianos (Laboratorio de Palinopaleobotánica de la Università di Modena-Reggio Emilia, Departamento de Biología Ambiental de la Sapienza- Università di Roma, CINECA-Visit Lab, Centro Ricerche Speleo Archeologiche “Sotterranei di Roma”). Se inició también una nueva colaboración con el Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, que durante el mes de mayo realizó una serie de vuelos en el área arqueológica con un avión pilotado equipado con cámaras térmicas y sensores para la obtención de imágenes hiper y multiespectrales. Las diferentes disciplinas participantes en el proyecto permitieron ampliar el potencial de la investigación arqueológica de corte más tradicional, además de ofrecer la posibilidad de formación a estudiantes de varias universidades españolas e italianas a través de su participación en la campaña de excavación, involucrándoles en la experimentación de diferentes técnicas de investigación.
La campaña de excavación realizada durante el mes de mayo volvió a centrarse en el área de la acrópolis, más concretamente en la zona nororiental del antiguo circuito de la muralla, ya parcialmente investigada durante las campañas anteriores (2012-2014). Se abrieron tres nuevos sondeos, correspondientes a la parte oriental de la muralla, al espacio entre la torre medieval y la cisterna romana y a la propia cisterna. El análisis de conjunto de los diferentes tramos de la muralla permitió documentar que se trataba del antiguo circuito defensivo de época romana, recuperado y parcialmente modificado en varias ocasiones durante los siglos centrales de la época medieval. En el foso de cimentación del tramo más tardío, a más de 2 m de profundidad, se halló un depósito probablemente votivo del final del siglo XII (una olla de cocina que aún conservaba su contenido original de higos, uvas y pescado, un sello papal en plomo y los esqueletos de dos gallináceos).
Siempre en la acrópolis se abrieron otros dos nuevos sectores (el primero centrado en un ambiente medieval situado junto al palacio de los Condes de Tusculum, el segundo en la zona suroriental), cuya elección se llevó a cabo a partir de la aerofotogrametría, analizando ortofotos y DSM obtenidos tras la realización de los vuelos llevados a cabo durante las campañas arqueológicas 2012-2014.
Además, al inicio de la excavación (3-5 mayo) se llevaron a cabo nuevos vuelos en colaboración con el Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, que proporcionaron imágenes térmicas, hiper y multiespectrales complementarias a las ya obtenidas en los años anteriores con otras tecnologías no invasivas. La lectura conjunta de los resultados de estos vuelos con los datos obtenidos de UAV, KAP, prospecciones geofísicas (en particular georadar y magnetometría) y, obviamente, excavaciones arqueológicas permitió definir mejor el conocimiento relativo a la extensión real de la ciudad en su última fase de vida de época medieval.
Además, los resultados de las tecnologías no invasivas sirvieron para identificar nuevas áreas potencialmente interesantes y prioritarias para fines de excavación, proporcionando una útil herramienta de planificación del trabajo. De esa lectura integrada de datos derivó la decisión de ampliar las excavaciones arqueológicas a una zona anteriormente nunca investigada, la meseta al oeste del foro. Durante la campaña del mes de julio se abrieron tres pequeños sondeos para comprobar los resultados de las prospecciones geofísicas y de la aerofotogrametría, llevando a la identificación de una iglesia medieval construida encima de los restos de un edificio monumental de época romana.
Como ya en las campañas anteriores, en paralelo con la excavación arqueológica se realizaron la documentación topográfica y fotogramétrica, actividades de muestreo arqueobotánico (se tomaron muestras carpológicas, antracológicas y palinológicas) y un estudio de los hallazgos arqueofaunísticos.