4 de noviembre de 2020 soporte@planealia.com

La Semana de la Ciencia en la EEHAR CSIC

4 de noviembre 2020

El CSIC participa activamente en la Semana de la Ciencia, un hito anual celebrado en el mes de noviembre al que en cada edición se suman nuevos centros e investigadores del Consejo.  Desde 2001 es organizada con carácter nacional con los objetivos de acercar la ciencia al público de todas las edades, estimular el gusto por el saber científico e incentivar la participación de los ciudadanos en cuestiones científicas mediante la realización de actividades de divulgación en museos, universidades, centros de investigación, parques tecnológicos, etc.

Desde la EEHAR hemos decidido publicar 8 piezas excepcionales, una por día,  halladas en las excavaciones de Tusculum como contribución  a ella.  Algunas de estas piezas se encuentran ya expuestas al público mientras que otras aún son motivo de estudio.

Su característica principal es que las instituciones y centros de investigación abran sus puertas durante dos semanas para que la ciudadanía conozca los últimos avances en ciencia y las principales líneas de investigación que los científicos están desarrollando. La Semana busca que el gran público acceda a los espacios donde se desarrolla el conocimiento científico, entrando en contacto directo con los laboratorios y los investigadores. Tienen cabida todos los formatos: talleres, exposiciones, visitas guiadas y jornadas de puertas abiertas, encuentros entre jóvenes e investigadores, cafés científicos, debates, conferencias, espectáculos, etc. Esta edición por las limitaciones debidas a la emergencia sanitaria se celebrará en modalidad on-line principalmente.

La Semana de la Ciencia y la Tecnología en el CSIC en su edición de 2020 se encuentra financiada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología – Ministerio de Ciencia e Innovación.  – www.semanadelaciencia.csic.es

Desde la EEHAR hemos decidido publicar 8 piezas excepcionales, una por día,  halladas en las excavaciones de Tusculum como contribución  a ella.  Algunas de estas piezas se encuentran ya expuestas al público mientras que otras aún son motivo de estudio.

Día 1

INSCRIPCIÓN: Contrariamente a la creencia general, en la sociedad romana no era común el analfabetismo puesto que buena parte de la ciudadanía, incluso aquella de extracción humilde, sabía leer y escribir como demuestran los numerosos grafitis que se encuentran en algunos edificios de Pompeya. Por lo tanto es razonable pensar que la transmisión de los mensajes se realizaba mediante inscripciones de diferentes tipos expuestas en los lugares públicos más visitados.

En este contexto debemos situar la base de una estatua dedicada a la matrona Avidia Prosia Secunda Bassa, esposa de Titus Statilius Quietus, hallada durante la campaña de excavaciones de 2019. La pieza se encontraba en el área central del foro de Tusculum y había sido reutilizada como material para construir un muro en la Edad Media.

En general, los testimonios epigráficos proprocionan valiosas informaciones históricas, económicas y sociales sobre las comunidades que las realizaron o sobre aquellas a las cuales se destinaban.

En este caso. por ejemplo. la inscripción nos ha permitido documentar  por primera vez la presencia enTusculum de dos familias: los Avidii y los Statilii, ambas muy conocidas por sus estrechas relaciones con los círculos más próximos a los emperadores en el II siglo d.C.

Actualmente esta inscripción se encuentra expuesta en el Museo Tuscolano de Frascati, Scuderie Aldobrandini.

Día 2

FUYASOLA: Las fusayolas o pesas de telar son pequeñas piezas redondeadas con un orificio central más bien ancho y de diferentes tamaños. Generalmente son de cerámica y menos frecuentemente de piedra, madera, hueso, bronce, plomo, ámbar o pasta de vidrio coloreada. Su uso se ha documentado desde el Neolítico y se hallan principalmente en contextos funerarios, especialmente femeninos, o como ofrendas a divinidades femeninas.
Inicialmente se pensó que se trataba simplemente de pesas de telar y que, como los husos, eran objetos comunes, necesarios para el arte textil. Sin embargo hoy en día, dada la variedad de formas, decoraciones y colores se tiende a pensar que pudieron ser utilizados también como objetos de adorno personal (cuentas de collar).

Este ejemplar de bucchero hallado en la campaña de 2013 reviste especial interés por la letra Alfa grabada en su supeficie. Se trata del testimonio escrito más antiguo documentado en Tusculum hasta la actualidad y se localizó muy cerca de una estructura realizada con bloques de tufo en el área meridional de la ciudad, que se ha interpretado como el basamento de un templo de la época arcaica.

Día 3

RUTILIA: En la sociedad romana las imágenes y el arte funcionaban como una especie de literatura accesible para toda la población. En dicho contexto la escultura gozó de una posición privilegiada y ocupaba prácticamente todos los espacios públicos y privados de la ciudad, contribuyendo a difundir las ideologías imperantes y a celebrar las personalidades más eminentes del momento.

Durante la campaña del año 2000 fue descubierta, dentro de un foso producto de un saqueo situado en la esquina suroccidental del foro, la parte inferior de una estatua que se apoya sobre una base en la que puede leerse la inscripción “RUTILIA LF MATER”. Se trata de la estatua de una dama romana que originalmente formaba parte de un grupo escultóreo compuesto por tres figuras femeninas pertenecientes a la familia de los Rutilii, probablemente utilizado para decorar uno de los edificios del foro. Las otras dos estatuas que componían el grupo, actualmente expuestas en los Museos Vaticanos, y la parte superior de Rutilia Mater, que puede admirarse en el Castillo de Aglié (Turín), habían sido halladas en  Tusculum en la primera mitad del siglo XIX.

Considerando el estilo escultórico se ha hipotizado que las estatuas que se encuentran en los Museos Vaticanos puedan ser de época augustea mientras que la tercera, copia de una las anteriores, se remontaría a época de Tiberio. Esta propuesta es coherente con el fenómeno de renovación de la decoración de los principales edificios públicos, en especial, de los edificios forenses y los teatros, que se registró en diferentes colonias y municipios itálicos durante la época augusteo-tiberiana.

La gens Rutilia era una familia romana de origen plebeyo, cuyo miembro más destacado y famoso fue Publius Rutilius Rufus, nacido en 154 a.C. La explicación de la presencia de las tres estatuas de la familia Rutilia puede deberse probablemente a su contribución económica a la reforma de la ciudad en época tardoaugústea, dejando constancia de ello a través de sus estatuas.  Es posible que las tres estatuas estuvieran alineadas fr forma simétrica. Todas las figuras están ataviadas con una túnica interior o calasis, y un manto o palla, que envuelve todo el cuerpo y cubre la cabeza. Los peinados son también similares en las tres damas: una raya central de la que parten mechones ondulados que se recogen hacía atrás, dejando el lóbulo de la oreja al descubierto.

Día 4

LASTRA CAMPANA: Las lastras Campana son relieves de terracota, polícromos originalmente, utilizados a partir del segundo cuarto del siglo I secolo a.C. como revestimiento en la decoración de edificios públicos y privados. Su nombre deriva del marqués Giampietro Campana que. durante la primera mitad del s. XIX, reunió una importante colección de estas piezas.

Su aparición no es un hecho fortuito, sino el fruto de la evolución de formas decorativas ya documentadas en el siglo II a.C.: los artesanos se apropiaron de los temas difundidos por las corrientes artísticas neoáticas y las transformaron por medio de la simetría. Estas lastras se distinguen de otras placas ornamentales porque, además de decorar edificios sacros, también se utilizaban en interiores, exteriores, habitaciones cerradas y pórticos de edificios públicos y privados de carácter laico.

Fabricadas en serie (como las tejas o los ladrillos) con moldes, en las lastras Campana la decoración figurada tiende a imponerse sobre los motivos geométricos y florales: encontramos principalmente escenas mitológicas, de culto, teatrales, carreras en el cierco, alegorías de victorias o temas dionisiacos. Son menos frecuentes los temas herádicos, animales y motivos vegetales combinados.

En Tusculum se han recuperado y continúan recuperándose fragmentos de este tipo de placas, sobre todo en el área monumental de la ciudad. Una selección de lastras Campana está expuesta en el Museo Tuscolano Scuderie Aldobrandini de Frascati. En la imagen podemos ver una escena dionisiaca en la que unos sátiros pisan la uva que actualmente se encuentra en el Castillo de Aglié, en Turín.

Día 5

SELLO: Las bulas pontificias eran comunicaciones oficiales escritas emanadas por la Curia romana y dirigidas a un unico destinatario a diferencia de las encíclicas que se dirigen a la comunidad de los fieles. Toman su nombre del característico sello metálico (bula) que se aplicaba a los documentos para autentificar los documentos oficiales promulgados por la autoridad pontificia.
La bula en sí, esto es el sello, se utilizó en la Cancilleria pontificia a partir del siglo VII y tomó nombre de su característica forma redondeada. Se colgaba del documento mediante un hilo o mediante cuerdecillas de cáñamo (para los documentos relacionados con la administración de justicia o ejecutorios) o de seda roja y amarilla (para los documentos de gracias concedidas). El sello se incidía por ambas caras.
En el anverso de este ejemplar se detalla el nombre del pontifice que emanó la bula y en el reverso aparecen las efigies de los santos Pedro y Pablo con la sigla SPA y SPE, representados como los fundadores de la Iglesia de Roma.
Durante la campaña de excavaciones de 2015, en un foso de cimentación de la muralla defensiva de la roca medieval de Tusculum, se halló un sello de plomo del papa Alejandro III (1159-1181). No es extraño el hallazgo de un sello pontificio, y especialmente de Alejandro III en Tusculum, puesto que la ciudad paso a ser propiedad del Papado durante la segunda mitad del siglo XII y Alejandro III la visitó en numerosas ocasiones permaneciendo en ella durante periodos prolongados junto con la Curia, debido a las difíciles relaciones con el Municipio de Roma. Junto al sello se encontraron los esqueletos de dos gallináceos y una olla de cocina, que aún conservaba su contenido original (higos, uvas y pescado). Se trata de un hallazgo excepcional que ha sido interpretado como una ofrenda reconducible a la última dase de reconstrucción de la muralla, inmediatamente anterior a la destrucción de la ciudad en 1191 a manos de los romanos.

Día 6

LUCERNA: ¿Cuantas veces habremos pensado como era la iluminación en la Antigüedad y en la Edad Media durante las horas de oscuridad, cuando tras la puesta de sol se hacía necesario un sistema de iluminación alternativo para seguir desarrollando las diferentes actividades? Las fuentes literarias nos ayudan a encontrar una respuesta: existían en efecto tres maneras diferentes de crear luz: con una tea realizada con un bastón de madera cuya extremidad se envolvía con paja o trapos empapados de combustible, con velas que se fabricaban con grasas de origen animal (bóvidos, equinos, ovinos, etc.) y cera de abeja alrededor de una mecha o mediante las lucernas.

Las lucernas eran de hecho el utesilio de iluminación más común al interno de las casas romanas. Se realizaban en terracota o bronce y se alimentaban con aceite, a veces de oliva, o de nueces, sésamo, ricino o de pescado y probablemente también con aceites minerales, conocidos ya en la Antigüedad o con sebo.

Se componían de un cuerpo principal, que servía como depósito para el combustible y de uno o dos picos, a menudo tienen también un asa. Podían ser abiertas o cerradas: las abiertas tenían forma de copa con un borde alto para evitar que se derramase el combustible y las cerradas, más usuales, presentaban una única abertura por el pico o bien tenían un orificio de alimentación en el cuerpo a través del cual el depósito se rellenaba de aceite o de grasa, que después se quemaba mediante una mecha de lino o de cáñamo.

En la transición hacia la Edad Media la cultura material fue producto de la sucesión de diferentes pueblos (Bizantinos, Árabes, Normandos y Suevos), que  aportaron sus respectivos usos y tradiciones. La producción de las lucernas estuvo influenciada por este fenómeno y las diferentes formas y decoraciones son el ejemplo de esta diversidad aunque el sistema de iluminación permaneció básicamente invariable. Buen ejemplo de ellos son las lucernas de tipo siciliano mientras que en la época islámica eran muy habituales las lucernas con el pico alargado; a partir de finales del s. XI y principios del s. XII se difundieron las lucernas abiertas trilobuladas.

La de la imagen es una lucerna vidriada de color verde de producción islámica. Hallada durante la campaña de excavaciones de 2012 esta pieza reviste una importancia especial puesto que atestigua la existencia de una intensa vida comercial en Tusculum aún después de la época clásica.

Día 7

JARRA VIDRIADA: Este tipo de jarras vidriadas es muy común en la producción cerámica lacial durante el s. XII. Inicialmente se realizaban con este procedimiento para impermeabilizar el objeto pero con el pasar del tiempo el acabado vidriado pasó a tener un carácter simplemente decorativo, reduciéndose la distribución del color en los ejemplares más tardíos a una simple pincelada.

Las cerámicas de mesa, de hecho, como las de cocina y despensa, se transformaron paulatinamente, sea en la forma que en la decoración, para adaptarse a los cambios del gusto y de las exigencias alimenticias.

A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, en las mesas medievales todos los alimentos y las bebidas se servían a la vez y cada comensal podía elegirlos y consumirlos según sus preferencias. En concreto, en el caso de las bebidas, era costumbre aromatizarlas con hierbas, especias y el agua especialmente se mezclaba con zumos de frutas ácidas (frambuesas, moras, arándanos), sea por una cuestión de gusto que para producir una leve fermentación por motivos higiénicos. De hecho, en las fuentes históricas medievales se encuentran numerosas referencias sobre cómo elegir aguas saludables, especialmente aconsejada por los manuales de dietética era el agua de lluvia, por  no estar contaminada por las impurezas del suelo.

Sin embargo las aguas más consumidas eran las que procedían de los pozos, manantiales, ríos o lagos, razón por la cual debían ser consumidas con prudencia para evitar intoxicaciones. A menudo el agua se hervía y después se mezclaba con el vino o a veces con vinagre, como hacían ya los soldados romanos (la tradicional polsca). Esta es la bebida que fué ofrecida, según las fuentes, a Jesucristo en la Cruz por compasión y no como acto de desprecio.

Del mismo modo el vino era considerado una materia prima para mezclar con hierbas, raíces, flores, fruta, especias, miel y todo tipo de aromas, consumiéndose muy raramente como producto final. El gusto del vino, por lo tanto, no era determinado por el productor sino por el consumidor en el momento de la consumición. Durante la Edad Media el vino alcanzó níveles altísimos de consumo debido a que satisfacía numerosas exigencias culturales y sociales, económicas y religiosas pero también higiénicas y terapeúticas.

Día 8

ELEFANTE: Durante la campaña de excavaciones de 2016 se descubrió, sobre la roca que domina la ciudad, una estatua de mármol blanco que representa la cabeza de un elefante, expuesta actualmente en el Museo Tuscolano Scuderie Aldobrandini de Frascati. Se trata de una ménsula de época romana de 40 cm. de altura reutilizada en época medieval en la escalinata de acceso al palacio de los Condes de Tusculum donde fue hallada.

En el mundo clásico los elefantes eran terribles máquinas de guerra: los pueblos de Oriente (Egipcios, Persas, Hindúes) los utilizaban en los combates y el ejército romano tuvo que afrontarlos por primera vez en la batalla de Heraclea (280 a.C.), cuando venció a Pirro, rey griego de Epiro. Igualmente célebre fue la utilización de los elefantes durante la segunda guerra púnica (218-202 a.C.), cuando Anibal condujo en su viaje hacia Italia, atraversando los Pirineos, Galia y los Alpes, un ejército de 40.000 soldados y 40 elefantes.

A partir de la primera mitad del siglo I a.C. los  elefantes fueron utilizados en Roma solamente en los juegos circenses o en los desfiles triunfales. Plinio narra que fué precisamente Pompeyo el primero, en el 79 a.C., que introdujo su presencia en Roma: “En Roma por primera vez aparecieron (los elefantes) enganchados al carro de Pompeyo durante la celebración de su triunfo sobre África, como mucho tiempo atrás cuando Baco, según se dice, venció en la India” (Plin. Sen. VIII, 4).

El tema del triunfo de Dioniso en la India se difundió a partir de la época adrianea en los sarcófagos donde a menudo se encuentran representaciones de elefantes. Por otro lado se encontraban ampliamente documentados ya en época imperial, en monedas,  amuletos o estatuillas de arcilla y bronce.

La figura de los elefantes se utilizaba también simbólicamente para representar la idea de la eternidad, debido a la conocida longevidad de la especie.

Este uso simbólico se perpetuo durante la Edad Media ya que los elefantes se utilizaban como símbolo positivo y portador de buena suerte. En las catedrales cristianas, por ejemplo, se utilizó como elemento arquitectónico de apoyo o en la decoración de las fachadas, simbolizando valores como la templanza, la fuerza, la inteligencia, la castidad y la paciencia. En realidad fueron muy escasos los ejemplares que llegaron a Occidente en época medieval: la primera noticia documentada se remonta a la época de Carlo Magno, al cual el califa de Baghdad Harun al-Rashid envió en el 797 varios regalos muy preciados entre los cuales se encontraban muchos animales y en particular dos elefantes.